Una de las joyas para la publicidad son los eventos masivos en vivo. Aquellos acontecimientos que demandan ser vistos al momento, porque de otro modo pierden la novedad. La mayor concentración de espectadores se produce durante el desarrollo de los eventos, como un partido deportivo, un concierto o una obra de teatro.
Los grandes eventos en vivo suelen ser los que publicitariamente valen más para las marcas, el mejor ejemplo es el Superbowl. El problema es que, ante el limitado espacio, solo las principales empresas consiguen apartar su espacio para mostrarse.
Sin embargo, ¿qué dirías si te contamos que la tecnología está resolviendo ese problema mediante “realidades paralelas”? Algo parecido está sucediendo.
Uno de los ejemplos más famosos de la individualización-personalización del internet se dio cuando un autor explicó que, durante la primavera árabe, un período de inestabilidad en el medio oriente, hizo un ensayo buscando en Google “Egipto” desde diferentes países. Los resultados eran prácticamente como vivir en mundos paralelos: mientras a algunos les salían ofertas para hoteles, viajes e información sobre puntos turísticos, a otros les salía información sobre las manifestaciones, disturbios y problemas. Todo según desde donde hicieras la búsqueda en Google.
Más allá de la discusión ética que amerita esa situación, nuestro foco es hablar de cómo la publicidad en vivo está usando ese mismo modelo para ofrecer diferentes espacios según la audiencia.
Esta nueva línea de segmentación permite que un televidente viendo un concierto musical o un partido de fútbol vea detrás un anuncio de Amazon o Alibaba, según se hayan hecho los acuerdos publicitarios. Así, eventos de audiencia mundial o regional dan mayor flexibilidad a las marcas y la oportunidad de invertir recursos más directos a países clave.